Enrique Acisclo llevará el próximo año cuatro décadas vinculado profesionalmente a la Caja Rural de Jaén, una entidad que tiene muy presente las necesidades de la olivicultura, auténtico motor económico de la provincia. En esta entrevista hemos querido conocer el papel de la entidad en este marco y cómo, desde su dilatada experiencia, puede ayudar al sector en un momento complicado.

 

La situación del olivar tradicional no es fácil. ¿La profesionalización es clave para que siga teniendo futuro? ¿Sigue siendo fundamental para fijar población en el territorio?

En el planeta existen del orden de 5,5 millones de hectáreas que no se pueden modernizar, por lo tanto, resulta necesaria la búsqueda de ventajas competitivas distintas a la obtención de eficiencias o eficacias adicionales y, además, Caja Rural de Jaén, Madrid, y Barcelona es una plena convencida de la convivencia entre olivar moderno y olivar tradicional que, además de ser esencial, es obligatoria; de hecho, en estos momentos, la suma de las producciones de todas las tipologías de olivar, por primera vez en la historia, ni tan siquiera suponen el 1 por ciento del total de grasas animales y vegetales consumidas por año en el planeta, por lo tanto, la esencialidad productiva de la combinación de ambas ofertas para satisfacer la demanda es vital. En otro orden de cosas, la diferenciación de estos olivares como estrato de preservación y reserva varietal es muy necesaria, lo que le otorga una diferenciación excepcional, vía a través de la cual se ha de determinar la ventaja competitiva del mismo, por supuesto de forma profesionalizada. Y, de hecho, la olivicultura en general, y el olivar tradicional en particular, sobre todo en zonas de sierra, ejerce un papel vertebrador de municipios y población, sin el cual, por supuesto, la densidad poblacional de la provincia sería inferior a lo que en realidad es.

¿Qué está suponiendo la entrada de capital inversor, en muchos casos especulativo, en el mundo del olivar?

En nuestra opinión, cualquier fuente de inversión que llegue de forma lícita a un sector es bienvenida, sobre todo si cumple con las normas y reglas de habitual aplicación en el entorno. Si se refiere usted a la llegada de fondos de inversión, ‘family office’ y nuevos inversores de otros sectores de actividad, estos han dinamizado la olivicultura, le han otorgado un mayor rango de profesionalización que ha ramificado en todo el entramado sectorial y han dado un precio a la tierra, como patrón valor, superior al que tenía, mejorando del mismo modo la rentabilidad de nuestros olivares; por lo tanto, han sido y siguen siendo un elemento dinamizador de la olivicultura con un perfil de catalizador profesional e innovador.

 

¿El cambio climático va a cambiar la olivicultura tal y como la conocemos?

La evolución de la tierra como elemento vivo en lo referente al clima está incidiendo de manera doble en la olivicultura. Por un lado, está afectando por la evolución media positiva de la temperatura, así como por la forma errática en que las escasas precipitaciones son recibidas, y los efectos son antagónicos: de una parte está permitiendo que el olivar comience a estar presente donde antes era impensable, por ejemplo, en Canadá, Alemania, Reino Unido, o La Patagonia, todos estos puntos fuera del ámbito habitual de incidencia olivícola y llegando a latitudes impensables. Y, por otro lado, los mismos efectos están limitando el curso normal de la olivicultura habitual, reduciendo sus producciones y limitando la oferta de aceites de oliva en el mundo y exponiéndonos a situaciones inéditas, con lo que ello conlleva.

¿Qué papel desempeña Jaén en la olivicultura internacional? ¿Podría cambiar en el futuro?

El papel de la provincia en el ámbito de la olivicultura mundial es vital, pues supone el 5 por ciento del total de la superficie cubierta de olivos, y produce el 20 por ciento de los aceites de oliva que en el planeta se consumen. Y no solo incidirá en el futuro de la olivicultura, ya lo hace en el presente, es decir, cuando hay aceite de oliva en Jaén, suele haber aceite de oliva en el mundo; y sucede lo contrario: si en Jaén no hay una producción razonable, incide en la producción, tendencia de precios y consumo de un modo u otro. No obstante, si hablamos de modernización de olivares, Jaén, de forma muy entendible, va a un ritmo inferior comparado con los otros 65 países que producen aceite de oliva, y la razón está clara: un olivo de la provincia de Jaén es 4 veces más productivo de lo que lo es un olivo medio del mundo y ello limita y ralentiza las potenciales iniciativas orientadas a modernizar. No obstante, conforme esto vaya sucediendo, es muy probable que esa posición hegemónica de Jaén no solo prevalezca, sino que es muy posible que se multiplique, ostentando un mayor porcentaje productivo en el total mundial. Y ese proceso ya ha comenzado.

Fuente: interempresas.net