Javier Hidalgo Moya
Técnico Especialista Titular. IFAPA Alameda del Obispo.

La situación en el momento de redactar este artículo es anómala, con un final de abril con las temperaturas más altas registradas jamás y un cero absoluto en precipitación. Muy lejos del refranero español: “En abril, aguas mil”. Esto puede afectar a la floración y cuajado del olivo, como ocurrió el año pasado, y la situación tendrá que ser evaluada durante lo que queda de primavera. El año agrícola presenta una lluvia media acumulada en la provincia de Jaén en torno a los 200 mm, inferior al valor medio anual, y una evapotranspiración de referencia entre 500-600 mm, algo superior a la media (Tabla 1). Esta situación es de alerta, pues es probable que haya que el estrés hídrico severo esté presente en un rango de fechas mucho más amplio que lo habitual.

Tabla 1. Precipitación y Evapotranspiración de referencia acumulada desde el 1 de octubre de 2022 en diferentes estaciones meteorológicas de Jaén incluidas den la Red de Información Agroclimática de Andalucía (RIAA-IFAPA).
Acumulada desde 1 octubre de 2022
Estación P (mm) Eto (mm)
Mancha Real 198 707
Linares 121 525
Mengibar 194 –
Jódar 158 564
Torreblascopedro 202 544
Ubeda 178 518
Sabiote 231 712

No obstante, por encontrar algún dato positivo, la lluvia durante el mes de diciembre fue suficiente para recargar el perfil del suelo, agua que en una parte sigue a disposición de las plantas durante esta seca y calurosa primavera. Sin embargo, esta lluvia invernal no fue suficiente para recargar los acuíferos y tampoco los embalses de la cuenca, que se encuentran en un preocupante 21% en la Regulación General de la Cuenca del Guadalquivir (Cuadro 1).

Cuadro 1. Situación de los embalses de la cuenca del Guadalquivir por provincias a 25 de abril de 2023.

Para que el desánimo no cunda, y con el fin de encontrar un punto de optimismo, los que nos dedicamos al estudio de las necesidades hídricas de los cultivos leñosos, como es el caso del olivo, siempre hemos defendido que la lluvia de primavera, con cantidades de al menos entre 50-60 mm, puede ser mucho más efectiva para el cultivo que lluvia abundante en invierno y una posterior escasez en primavera. Todavía hay una ligera esperanza, pero en el caso que durante los meses de primavera las precipitaciones sean nulas como lo han sido en abril, el verano será bastante complicado, tanto para los olivos de secano, como para aquellos que están en riego y que por tanto tienen un mayor volumen de copa y una evapotranspiración más elevada. El riego de apoyo, o mejor de subsistencia, es vital para intentar mantener las aceitunas que hayan conseguido cuajar. Y, como siempre, esperar que el otoño sea fresco y, sobre todo, lluvioso. Es el sino del agricultor, que este año más que nunca cobra una mayor relevancia. Con la situación de nuestros embalses poco más se puede hacer. Sólo una buena gestión del agua disponible, que ha de ser compartida por cultivos, industria y población.