En esta entrevista Juan Vilar Hernández, nos da las claves. España es el máximo productor de aceites de oliva del mundo, suponiendo hasta incluso el 60 por ciento del total de la oferta, y en cuanto al consumo es el segundo país, con demandas domésticas que alcanzan el 20 por ciento del total de la producción mundial, que se desempeña en 66 países, mientras que el consumo ya alcanza a 198, la situación inédita que vivimos podrían llevar a un desabastecimiento de aceites de oliva en el planeta.
¿Qué está sucediendo en el sector olivícola? ¿Cuál es la situación actual?
Se está viviendo una situación inédita en la historia de la olivicultura nacional e internacional, los motivos son varios, por un lado, por razones de índole geopolítica, se produjo un incremento del precio de los insumos, tales como los fertilizantes, carburantes, energía, etc. Ello se tradujo en un mayor gasto productivo dentro del sector de elaboración de aceites de oliva y resto de grasas vegetales y animales. Del mismo modo, la climatología no ha sido la más adecuada, lo que ha provocado una producción especialmente baja, que unido a las existencias de principio de campaña, resultan insuficientes para poder satisfacer la demanda actual mundial de aceites de oliva.
Tal situación, incremento de costes, entorno turbulento, con un contexto inflacionista, tipos de interés al alza, y productos sustitutivos, aceites vegetales y animales, como girasol, colza, etc. que han multiplicado los precios hasta por tres, unido a las escasas expectativas de producción para la próxima campaña productiva de aceites de oliva, han traído una situación inédita, en la cual los precios de los aceites de oliva han batido récords, y de mantenerse estables, sin excesivo incremento, podría producirse un desabastecimiento de mercado antes del comienzo de la campaña próxima, en función de la evolución de las cotizaciones, este escenario de escasez podría darse durante el verano.
¿Cuáles serían los factores de los que dependería ese potencial desabastecimiento?
En realidad depende de sólo tres factores, por un lado, el más importante es la climatología, si la escasez de lluvias se mantiene esto provocaría que la campaña futura de producción de aceite de oliva fuese deficitaria, esto generaría tensión de demanda, y por consiguiente encadenaríamos escaseces de oferta de aceites de oliva, y una tendencia de precios sólidos, y solventes por la conjugación entre oferta y demanda.
En otro orden de cosas, es vital estar pendientes de la demanda, este es un elemento que se irá deteriorando de forma gradual, es decir, aunque el consumidor de aceites de oliva es en cierta medida sofisticado, y conoce el mercado, este irá gradualmente cediendo, y moviéndose de categorías superiores, vírgenes extra, hacia otras, concluyendo con el aceite de orujo de oliva, tras ello, si los precios siguen el curso previsto, cambiarán de preferencia y adquirirán otras grasas animales y vegetales más baratas, no obstante este proceso se está ralentizando pues todos los aceites y grasas vegetales en los dos últimos años han multiplicado su precio.
El tercer factor es la cotización en origen de los aceites de oliva, esta magnitud conjugada con la climatología y la demanda, fijará el momento exacto en el cual se producirá el desabastecimiento del mercado, si los precios se mantienen como en la actualidad la escasez de producto se podría producir durante el verano, si los precios se incrementan, esto afectará a la demanda de forma negativa, y ello podría incluso hacer que la actual oferta fuese suficiente para cubrir la actual demanda, y evitar esa potencial escasez, si los precios caen, no se verá mermado, en mayor medida, el consumo de aceites de oliva, y el desabastecimiento también tendría lugar durante el verano, pero algo antes que si los precios se mantienen como en la actualidad.
¿Cómo está afectando al tejido industrial que compone la cadena de valor?
El entorno de incremento de costes se está complicando con la subida de intereses, el impuesto al plástico, y la caída de la cantidad de dinero, es decir, si el nivel de ingresos cae por la escasez de campaña, igualmente ocurre con la financiación, esta se adecua al nivel de ingresos y las entidades financieras siguen esta máxima, sin embargo, las compañías que llevan a cabo su función en el sector tienen los mismos costes, y una menor liquidez propia del negocio, y por otro lado, también extrínseca, como hemos visto, pues el entorno financiero también es restrictivo, si la campaña siguiente es baja, la situación se agravará aún más, podría ser un escenario nefasto.
Pero ha afectado de forma distinta a cada elemento, a cada eslabón, por ejemplo, en cuanto a olivicultores, ha afectado más a los menos competitivos y productivos, y mucho menos a los productores eficientes, en lo referente a las almazaras industriales, estás han visto divididos por tres sus ingresos, manteniendo los costes, ello ha generado un entorno de canibalización que, hasta ha detraído aceituna del mercado de aceituna de mesa, tal nivel de competitividad ha mermado sus ingresos, resultado, y robustez financiera. En el ámbito de las almazaras cooperativas, estás han transmitido el exceso de costes a los agricultores reduciendo su renta neta de manera directa. Los envasadores suponen el nexo de unión entre almazaras y distribución, con lo cual en un entorno como el actual, de escasez de producto, apreciación de cotizaciones y falta de dinero, sus expectativas de ingresos están cayendo, aumentado su vulnerabilidad financiera, y dificultando su labor de integración entre eslabones. En cuanto a la distribución, esta no se está viendo afectada, salvo en el volumen de producto vendido por unidades de categoría.
Para todo ello, es vital, analizar el entorno, vigilar, y reducir los costes, conocer nuestra estructura financiera y productiva, no constreñir la solvencia de la organización, prever todos los potenciales riesgos, evaluar la tendencia futura, y anticiparse con soluciones potenciales, reforzando la estructura de la organización, en definitiva elaborar un plan de crisis, en nuestro caso estamos ayudando a ello a organizaciones públicas y privadas, de cualquier sector o actividad, sea cual sea su tamaño, y localización geográfica.
¿Qué futuro prevés en el medio y largo plazo?
Anteriormente lo decíamos, hemos de conocer el entorno, aunque cuando es imposible, pero sí es razonable saber las tendencias cíclicas a las que nos vamos a enfrentar, teniendo en cuenta que lo único u posible es determinar el punto exacto en que cambiará el ciclo, para ello es importante tener analizado entorno, posibilidades, riesgos, comportamiento del pasado, etcétera, si analizamos el pasado de los últimos 26, la media de precio de las 3 categorías fue de 2,4 euros, el punto máximo de precio en origen 4,15, y el más bajo 1,56, hablando siempre de medias, de tales 26 años 14 fueron de malos precios y 12 de buenos, todo ello resumido en 6 ciclos, siendo el ciclo más largo de 6 años, de bajas cotizaciones en origen, otro factor que hemos manifestado es que son alternantes, por lo tanto, a tenor de estos datos unidos a que desde la mayor de las cosechas experimentadas se han plantado más de un millón de hectáreas e olivar, y que las campañas medias suponen un 65 por ciento del total de la capacidad productiva de esos 11,6 millones de hectáreas de olivar, y habida cuenta del deterioro de consumo, hemos de preparar nuestras explotaciones, instituciones, organizaciones y empresas para un cambio de ciclo en el cual conoceremos, muy previsiblemente, cotizaciones inéditas por lo bajo de las mismas, pero para ello igualmente existen estrategias, tanto de liderazgo en costes, como de diferenciación, precisamente en breve presentamos un libro en el que analizamos tal situación a fondo, y proponemos diversas estrategias y soluciones.