Javier Hidalgo, Juan Carlos Hidalgo, Ana Leyva, Victorino Vega.
IFAPA Centro Alameda del Obispo. Av. Menéndez Pidal S/N. 14004 Córdoba.
Introducción.
El riego es una práctica de cultivo que tiene una gran implantación en el olivar desde los años 90, con una importante repercusión sobre la producción de aceituna. Actualmente más de un tercio de los olivares andaluces reciben aportación de agua de riego, donde parte importante de esta superficie corresponde con el olivar tradicional de la provincia de Jaén, lugar en el que se inició la puesta en riego del cultivo.
Existe una metodología de cálculo de las necesidades de riego de un olivar basada en el balance de agua, propuesta por la FAO, que tiene en cuenta las características de suelo y clima, así como el estado de los olivos (tamaño, marco, etc). Teniendo en cuenta todas las variables que influyen en el cálculo de la dosis de riego, sólo se pueden dar unas recomendaciones generales por zonas y tipologías de olivos, siendo necesario realizar la programación de riego específica para cada parcela con el fin de obtener mayor precisión. Por ejemplo, la cuantía de las lluvias y su reparto a lo largo del año tienen una gran repercusión sobre el cálculo de las necesidades a cubrir mediante el riego.
El estrés hídrico puede afectar negativamente en los diferentes procesos que acontecen a lo largo del ciclo del olivo, con especial importancia en el periodo entre la floración hasta la formación del hueso, durante el crecimiento del fruto y sobre todo cuando se produce la formación del aceite, lo que ocurre principalmente durante el otoño.
¿Cómo afecta el estrés hídrico? Resultados de un ensayo de dosis de riego.
En la campaña 2016 se inició un ensayo donde se compararon varias estrategias de riego deficitario. El trabajo se llevó a cabo en un olivar adulto con un marco de plantación de 7 x 3,5 m (408 ol/ha), situado en la finca La Reina de Santa Cruz, perteneciente al término municipal de Córdoba. Se trata de un olivar de gran productividad, con un volumen de copa inicial elevado, 11.000 m³/ha, sin diferencias entre los tratamientos, que son los siguientes:
– ETcmax: Riego con aporte variable según el balance de agua (ETc -Pef).
– RDC1 (riego deficitario controlado 1), para mantener un potencial hídrico a mediodía entre -4 y -5 MPa. Supone un nivel de estrés moderado.
– RDC2: (riego deficitario controlado 2), para mantener un potencial hídrico a mediodía superior a -6 MPa. Supone un nivel de estrés severo.
– Secano.
El riego se inició en el mes de junio, dado que las precipitaciones de abril y mayo (tabla 1) fueron superiores a la evapotranspiración del cultivo (ETc). Se trata de una situación muy similar a la del presente año, donde las lluvias de primavera han tenido una especial relevancia para incrementar el volumen de agua almacenada en el suelo, con un contenido próximo a capacidad de campo en el mes de mayo, lo que repercute en una reducción de las necesidades anuales de riego de una plantación, además de garantizar el crecimiento vegetativo de primavera, así como la floración y el cuajado del fruto por tener las necesidades hídricas cubiertas.
Tabla 1: Información climática.
Las primeras lluvias otoñales fueron tardías en 2016, ocurriendo el día 12 de octubre, lo que supuso un periodo de 5 meses sin lluvias (13 de mayo a 12 de octubre). La evapotranspiración del cultivo (ETc) en ese intervalo de tiempo fue de 517 mm (tabla 1), lo que equivale a 5.170 m3/ha a aportar mediante riego, siempre que no se tenga en cuenta el agua almacenada en el suelo. En función de la profundidad y de la textura del suelo donde esté implantado el olivar, dicha cantidad podría oscilar entre 70 y 140 mm. En la situación más favorable, suelo profundo y con alta capacidad de almacenamiento de agua como el del ensayo, la dosis de riego a aportar para evitar el estrés hídrico en todo el ciclo del cultivo se hubiera reducido a unos 3.700 m3/ha.
El aporte de agua de riego en el tratamiento Riego Deficitario 1 (RDC1) fue de 1.660 m³/ha, el 32% de la aplicada en el tratamiento control (ETcmax). Para el tratamiento deficitario 2 (RDC2), con potencial hídrico a mediodía superior a los -6 MPa, se aplicaron 1.080 m³/ha, lo que representa el 21% del riego en el tratamiento control (ETcmax). Por último, el secano permaneció durante la mayoría de la campaña en situación de estrés hídrico severo, llegando a superar los -8 MPa.
El número de frutos obtenido en los árboles de los distintos tratamientos fue similar (tabla 2). La parcela de ensayo provenía de una plantación comercial donde el manejo fue igual para todos los árboles, partiendo con un volumen de copa y una floración muy parecida en todos los olivos. Las diferencias finales en el tamaño de los mismos son achacables a que el crecimiento se ha visto afectado por el estrés hídrico, el cual ocurre en momentos diferentes según el tratamiento, como se puede ver en la figura 1. El crecimiento del fruto llega a ser nulo cuando el déficit hídrico es severo y así se mantiene durante el mes de septiembre para los tratamientos de secano y los de riego deficitario. Con las lluvias de otoño, los frutos estresados incrementan el peso. En el momento de la recolección (21 de noviembre de 2016) el tratamiento bien regado (ETcmax) tiene un peso medio de fruto de 4,22 gramos frente a 2,59 gramos en el secano. El RDC1 presenta un valor de 3,59 g, mientras que en el RDC2 es de 3,06 gramos, existiendo diferencias significativas entre ellos. Teniendo en cuenta, que el número de frutos por árbol es similar, esta diferencia en el peso del fruto explica claramente las diferencias en la producción final de aceituna de los tratamientos.
Tabla 2: Datos de volúmenes de riego y de producciones
El retraso en las lluvias junto con un aporte insuficiente de agua de riego fueron los responsables de un menor tamaño final de los frutos en los tratamientos en situación de estrés hídrico. Además, la formación de aceite también se ha visto afectada, ya que el rendimiento graso de los tratamientos deficitarios y, en mayor medida el secano, es más bajo. Si se considera el rendimiento sobre materia seca (tabla 2) hay 11 puntos de diferencia entre el secano y control (ETcmax), existiendo diferencias significativas entre todos los tratamientos. Estas se mantienen cuando el rendimiento graso se expresa como porcentaje de aceite sobre el peso fresco del fruto (cuatro puntos de diferencia entre riego máximo y secano), y coinciden con la evolución del contenido de aceite por fruto (gráfica no presentada).
Conclusiones
Atendiendo a los resultados obtenidos en el presente ensayo, junto con la experiencia acumulada en trabajos previos podemos extraer las siguientes conclusiones:
- El estrés hídrico influye negativamente sobre los procesos de formación de aceite. Ello queda claro en la bibliografía consultada y lo corrobora que los rendimientos grasos obtenidos en los tratamientos deficitarios y por supuesto el secano, son inferiores a los del testigo bien regado. El retraso de las lluvias otoñales tiene una influencia directa en la formación de aceite, obteniendo rendimientos grasos más bajos, especialmente en condiciones de secano, si el estrés hídrico se prolonga con el retraso de las mencionadas lluvias otoñales.
- El crecimiento del fruto se ve afectado claramente por el estrés hídrico, de manera que cuando éste es severo y se mantiene en el tiempo, el crecimiento del fruto llega incluso a detenerse.
- En líneas generales, un aumento de la dosis de riego se traduce en un incremento de la producción, ya que con el riego se evitan situaciones de estrés hídrico prolongado. Es muy importante aportar agua de riego suficiente para garantizar la formación de aceite en el otoño.
- Las lluvias de otoño son imprescindibles para una buena formación de aceite cuando los olivos se encuentran en secano. Pero también son muy importantes para el regadío de olivar, puesto que en la mayoría de los casos el riego no es suficiente para cubrir las necesidades del cultivo. Si estas lluvias de otoño se retrasan demasiado, la formación de aceite y el contenido final del mismo pueden verse afectados negativamente.
- El IFAPA ha desarrollado una herramienta informática para el cálculo de las necesidades de riego de olivares de diversas tipologías. Así mismo calcula los programas de riego más eficaces para una plantación, tanto si esta es para aceituna de mesa o para la producción de aceite, en función del agua disponible. Dicho programa pueden utilizarlo de forma gratuita en la web servifapa.es, en el apartado olivar y aceite. Esta plataforma se está mejorando y esperamos que pronto tenga una mayor operatividad para todo tipo de plantaciones, incluidas las plantaciones en seto.