Ha llegado julio y además del calor, ha llegado el momento en que los olivareros y técnicos recogen las muestras de hojas de olivo para que su laboratorio de confianza le realice el análisis correspondiente. Una vez tengan los resultados del análisis en la mano podrán conocer el estado nutricional de una plantación y evaluar si el abonado realizado en primavera ha sido eficaz. También va a permitirles decidir las correcciones que sean necesarias, bien por fertirriego en las fechas siguientes o ya en el abonado de otoño, según el caso. Y esto se hará fundamentando estas decisiones en criterios científicos y no solo en hábitos o rutinas.

Hay un axioma muy antiguo que dice que la calidad de un análisis no puede mejorar la calidad de la muestra. Aplicándolo a nuestro caso, lo que nos dice es que por muy competente que sea el laboratorio y por muchos y buenos medios técnicos que disponga, si una muestra no se ha tomado adecuadamente los resultados no reflejaran la realidad del cultivo. Es, por tanto, muy importante que comprendamos que cuando tomamos una muestra lo que estamos haciendo es representar toda una zona de cultivo por medio de esa pequeña fracción de materia vegetal y que en base a los resultados de estos análisis se tomaran decisiones que afectarán a los tratamientos, lo cual tiene una implicación económica; esas decisiones afectarán a la eficacia  del tratamiento y por tanto a la producción y, claro, también habrá una implicación económica en forma de mayor o menor beneficio/rendimiento del cultivo; pero además va a tener una implicación medioambiental por los posibles excesos o inadecuadas aplicaciones. Hay una implicación más, los tratamientos no necesarios o en exceso pueden generar situaciones de  antagonismos entre nutrientes y reducción en la asimilación de algunos de ellos.

Por todo ello vale la pena, en todos los sentidos, ajustar nuestras correcciones a las necesidades reales y para ello se hace necesario que las muestras que van a representar a una explotación se recojan de la forma adecuada.

Tal vez las siguientes indicaciones puedan serles útiles:

-Es muy importante, como decíamos, que la muestra represente a territorios homogéneos. Suelos diferentes, manejos diferentes (abonados, riegos, etc.), orografía diferente, van a condicionar que el estado nutricional de los olivos sea diferente y si mezclamos hojas de estas zonas heterogéneas el resultado del análisis no va a representar a ninguna de ellas y será difícil optimizar la situación nutricional de cada una. Por tanto, una muestra debe representar una zona homogénea. Tampoco está representada la zona si solo cogemos la muestra de un extremo del terreno, lo que debemos hacer es un recorrido en zigzag, por ejemplo. Recogiendo unas 120-150 hojas nos aseguraremos que hay suficiente muestra y que al haberlas recogido de toda la superficie, la zona estará representada correctamente.

-Debemos evitar coger muestra de los árboles más próximos a la linde, porque los tratamientos de la parcela colindante puede afectar a los olivos más próximos de nuestra parcela.

-La composición mineral de las hojas puede variar con la posición en altura que estas ocupan en el árbol, también con la edad de la hoja, la orientación y con ello la exposición al sol. Se ha comprobado que el contenido de nitrógeno, fósforo y potasio son mayores en las hojas orientadas al sur. Por tanto, es necesario estandarizar el proceso de muestreo y se recomienda coger las hojas de una altura equivalente los ojos del operario y dos hojas con su peciolo (rabillo) de cada orientación (por tanto, 8 hojas por cada árbol) y las hojas que cogeremos serán las del tallo que ha crecido esta primavera y contando desde la punta del tallo hacia la base de este, el tercer o cuarto par de hojas (hojas plenamente desarrolladas y sin daños) (Figura 1), con ello estaremos evitando que las hojas más jóvenes, que demandan muchos nutrientes porque están en crecimiento, puedan distorsionar los resultados.

Figura 1: Identificación de las hojas adecuadas para el análisis foliar en olivar.
Figura 1: Identificación de las hojas adecuadas para el análisis foliar en olivar.

-Para guardar las hojas que se han recogido es mejor utilizar sobres de papel, ponerles una referencia y conviene llevarlas lo antes posible al laboratorio, pero si no se puede hacer de inmediato, se aconseja ponerlas en el frigorífico, pero nunca meterlas en una bolsa de plástico.

-Una cuestión importante es que se solicite en el laboratorio que las hojas se laven, para de ese modo eliminar los restos de polvo o de tratamientos que se hayan quedado depositados en la superficie de la hoja.

Estas indicaciones solo pretenden aclarar algunas cuestiones y lo aconsejable es que antes de tomar las muestras de hojas se conozca el protocolo completamente. Lo pueden encontrar en la web de Olivarum (http://www.olivarum.es/protocolo-para-la-toma-de-muestras-de-hojas-de-olivo/).

Por último, solo decir que verificando que se cumplen todas las pautas que se dan en el protocolo nos aseguramos que los valores de referencia de que se disponen son aplicables al análisis y se podrá hacer un diagnóstico de la situación nutricional, ya que dichos valores se confeccionaron para muestras recogidas en julio y siguiendo las indicaciones de este protocolo.