LUIS RUIZ VALENZUELA
Doctor en Ciencias Biológicas. Dpto. de Biología Animal, B. Vegetal y Ecología.
Universidad de Jaén
La floración es un proceso fundamental dentro del ciclo reproductivo de un vegetal, durante este tiempo se suceden las distintas fases que posibilitan la fecundación, cuajado y formación de nuevos frutos, siendo la polinización una de las fases más críticas dentro de todo este proceso pues la planta debe asegurar que su célula fecundante masculina o polen cuando abandone la flor pueda alcanzar la zona de recepción en el órgano sexual femenino para fecundar el óvulo que se encuentra protegido en su interior. Durante el viaje que realiza el polen para alcanzar su objetivo, a diferencia de otros procesos reproductivos, una planta carece del control fisiológico para su desarrollo y por el contrario dependerá de estrategias adaptativas para que la polinización pueda realizarse con éxito. Cuando una planta utiliza al viento como agente de transporte del polen se denomina anemofilia, éste viajará a través del aire hasta alcanzar el ovario del órgano femenino de la flor.
El olivo es una planta mayoritariamente anemófila que ha desarrollado diversas adaptaciones para favorecer el éxito de la polinización, entre ellas una producción muy elevada de flores donde se va a producir una liberación masiva de pólenes a partir de una floración rápida y explosiva. Esto posibilita la contaminación del aire con elevadas concentraciones de pólenes en un periodo relativamente corto de tiempo de modo que se asegure una polinización efectiva de sus flores y una tasa de fecundación elevada. Por tanto, aspectos claves para la producción de fruto son la intensidad y duración de la polinización mientras que factores fisiológicos o ambientales que puedan incidir directamente sobre ellos tendrán repercusión en la futura cosecha.
Diversos estudios han utilizado la polinización en el olivar, junto con las variables ambientales que inciden en este proceso como bioindicador de la producción, demostrando una correlación directa entre la intensidad de flujo del polen y su duración en el aire con la cosecha final (Aguilera et al. 2019, Aguilera et al. 2015, Oteros et al. 2013, Galán et al, 2008). Tres décadas de seguimiento aerobiológico sobre la dinámica atmosférica del polen de olivo en la provincia de Jaén ha permitido determinar las características de la polinización del olivar y su posible variación con el tiempo.
La intensidad de la polinización (figura 1), a pesar de las acusadas variaciones interanuales que se producen en estaciones con escasas precipitaciones mantiene una tendencia ascendente en los últimos años. El incremento progresivo en las concentraciones de polen en el aire no se relaciona con una duración mayor de la estación polínica, puesto que ésta última es muy variable cada año y extremadamente dependiente de las condiciones meteorológicas que acontecen durante la polinización, especialmente son la ausencia de precipitaciones y temperaturas elevadas las que provocan una considerablemente reducción en la duración de ésta. El aumento en la intensidad de la polinización debemos buscarlo en el aumento sostenido, aunque discreto, de la fuente productora, es decir, de la superficie cultivada y sobre todo en un fuerte incremento en la superficie de olivar en regadío que favorece una mayor floración a la vez que atenúa el fenómeno de vecería característico de esta especie.
Figura 1
En un escenario de calentamiento global se esperaría un adelanto del inicio de la polinización puesto que las fenofases de floración avanzarían en consonancia con el aumento de temperaturas medias. Las variaciones anuales en la entrada en floración son consecuencia directa de variaciones en las condiciones de temperatura de los meses previos, especialmente invierno. En relación al inicio de la polinización y entrada en floración del olivo no se aprecia una tendencia hacia un adelanto (figura 2). No obstante, podemos observar un mayor número de años de la última década, donde la floración está más adelantada en relación a la media. La media en el inicio de la polinización se sitúa en el 30 de abril (línea negra) y en la última década apenas se adelanta un día este proceso.
Figura 2
En conclusión, la polinización del olivar en Jaén muestra dos componentes bien diferenciadas y aún no relacionadas directamente con un proceso de cambio climático. Por una parte, el incremento progresivo en la intensidad de polen en el aire, consecuencia del aumento en la fuente productora y de otra la importante variación interanual en el inicio de la polinización no relacionada con procesos de calentamiento global.
Referencias
Aguilera, L. and L. Ruiz-Valenzuela. 2019. A new aerobiological indicator to optimize the prediction of the olive crop yield in intensive farming areas of southern Spain. Agricultural and Forest Meteorology. 271, pp. 207-213.
Aguilera, F., F. Orlandi, L. Ruiz Valenzuela, M. Msallem and M. Fornaciari. 2015. Analysis and interpretation of long temporal trends in cumulative temperaturas and olive reproductive features using a seasonal trend decomposition procedure. Agricultural and Forest Meteorology 203, pp. 208-216.
Galán Soldevilla, G., H. García Mozo, L. Vázquez, L. Ruiz Valenzuela, C. Díaz de la Guardia, E. and Domínguez. 2008. Modeling olive crops yield in Andalusia, Spain. Agronomy Journal. 100-1, pp. 98-104.
Oteros, J., F. Orlandi, H. García-Mozo, F. Aguilera, A. Ben-Dhial, T. Bonnofligio, M. Abichour, L. Ruiz Valenzuela, M.M Trigo, C. Díaz de la Guardia, E. Domínguez, M. Msallem, M. Fornaciari and C. Galán, 2014. Better prediction of Mediterranean olive production using pollen-based models. Agro. Sustain. Dev. 34(3): 685-694.