Visitar la provincia de Jaén en adentrarse en un territorio único, resultado de una Historia rica, heredada de la multitud de pueblos que han vivido en esta tierra. El reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad de una parte de su Arte Rupestre o de las ciudades de Úbeda y Baeza, son solo la carta de presentación del Patrimonio de una provincia viva, donde la Naturaleza, la Historia, el Arte, el folclore, la Gastronomía y la Cultura ofrecen multitud de razones para conocerla. Desde su Arte Renacentista a sus castillos, desde las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena a los restos ibero-romanos, desde sus paisajes mineros a su mar de olivos,… todo un mosaico por descubrir, disfrutar y vivir.

La Fundación Caja Rural de Jaén, con su programa “La Rural Patrimonio”, pretende contribuir de manera activa para que el rico Patrimonio de la provincia de Jaén se ponga en valor, favoreciendo de esta manera su restauración, conservación y difusión, como una fuente de riqueza única.

Durante este año 2017, queremos dar a conocer las ciudades de La Carolina y de Martos. La primera, situada en el norte de la provincia, es capital de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y sede de su Intendencia, celebrando durante este año el 250 aniversario de la promulgación de su Fuero de Población. Martos, en el sur, nos ofrece un enclave singular, con un rico patrimonio histórico, artístico y natural. Asentada sobre la legendaria Peña es ciudad milenaria, capital de la Encomienda de Calatrava y cuna del olivar.

 

LA CAROLINA

Un paseo por el municipio de La Carolina nos presenta dos realidades bien distintas, la antigua arquitectura colonial del siglo XVIII se funde con los restos de la actividad minera, dos épocas doradas que han marcado profundamente a esta ciudad y a sus habitantes. Por este motivo, no podemos entender a La Carolina sin adentrarnos en las Nuevas Poblaciones y en la Minería, pues ambos son los ejes más importantes que han marcado su nacimiento y desarrollo.

La Carolina, capital de las colonias de Sierra Morena y sede de la Intendencia de Nuevas Poblaciones, fue fundada dentro del proyecto colonizador del rey Carlos III y bajo la tutela del Superintendente Pablo de Olavide en 1767. Para fundar la población se tomaron parte de los términos de la ciudad de Baeza y de la villa de Baños con el nombre de La Peñuela, heredado del Convento de Carmelitas Descalzos que sirvió de morada a San Juan de la Cruz. Como Nueva Población, tuvo como objetivos los de asistir al Camino Real, aumentar la población, las tierras en cultivo y luchar contra el bandolerismo por medio del asentamiento de colonos extranjeros. La Intendencia de Nuevas Poblaciones se articuló con dos partidos, uno en Sierra Morena y otro en la Baja Andalucía bajo el marco jurídico del Fuero de Población, adhiriendo posteriormente la superintendencia de Concepción de Almuradiel, en La Mancha. Aunque los primeros años fueron muy duros debido a los desmontes y a las epidemias, la introducción de colonos de otras regiones de España posibilitó finalmente el crecimiento de la colonia que en 1787 contaba con 1.694 habitantes, con su riqueza basada en la agricultura, la ganadería, fábricas de paños, vajillas y otras manufacturas. Con la supresión definitiva del Fuero de Población en 1835 la Intendencia de Nuevas Poblaciones desapareció y La Carolina se adscribe a la provincia de Jaén.

La visita comienza en los monolitos de la Fundación, testigos de la historia de La Carolina y entrada a la colonia desde Andalucía, para a continuación seguir el antiguo camino real bordeando el casco antiguo de La Carolina en busca de la otra entrada principal, la de Madrid, donde se situaba la Aduana. La calle Madrid, enmarcada por las distintas plazas que forman el plano de La Carolina, nos guiará en nuestra visita: las torres, casas de colonos, casas de la burguesía agraria y minera, la plaza de los Jardinillos, la real cárcel, los mesones, la plaza del ayuntamiento, las casas de los funcionarios de la Intendencia, la parroquia de la Inmaculada Concepción, el Palacio del Intendente Olavide y el Museo La Carolina son parte del patrimonio Ilustrado de la ciudad.

La minería ha estado presente en La Carolina y su término a lo largo de toda la Historia. Pero será a mediados del siglo XIX, con el agotamiento de las minas de la Sierra de Gádor cuando comenzó el incremento de la producción en la comarca, tomando el testigo de Linares. Las nuevas técnicas de extracción llegadas con la Revolución Industrial, y fundamentalmente con la máquina de vapor, incrementaron la producción de mineral en el distrito siendo La Carolina a principios del siglo XX la primera productora de la comarca. Fruto de esta actividad, se incrementaron las denuncias de pozos y la inversión extranjera, multiplicándose la apertura de minas, fundiciones y de diversas instalaciones relacionadas con el laboreo de mineral. La población de La Carolina se duplicó durante este periodo, pasando de los 9.192 habitantes de 1900 a los 18.647 de 1920. Entre las compañías que se instalaron en la población destacaron la Sociedad Minera El Guindo, Société Miniére et Métallurgique de Peñarroya, Castilla la Vieja y Jaén, la Sociedad G. y A. Figueroa o el Grupo Aquisgrana entre otros. La actividad minera transformó para siempre la apariencia de la población y su entorno, desembocando en un cambio urbanístico que ya se había iniciado algunos años antes debido al enriquecimiento de muchos de los colonos por el cultivo del olivar. Las casas de colonos se fueron transformando en viviendas para la burguesía y las instalaciones mineras cambiaron los alrededores de la ciudad para siempre.

El aula minera de “La Aquisgrana” nos hace revivir no solo el pasado minero de la ciudad, sino que nos adentra en la misma mina, conociendo de primera mano cómo era el trabajo que desarrollaban en ella los mineros. Situada en las antiguas instalaciones del Grupo Aquisgrana, y al lado del parque recreativo del mismo nombre, la Asociación Cultural ACMICA ha reconstruido las galerías de dicha mina, haciéndola visitable y sirviendo de muestra de cómo era la vida del minero en La Carolina.

MARTOS

La ciudad de Martos, en la provincia de Jaén, presenta un bello y característico paisaje de campiña, donde el olivar es el protagonista, extendiéndose en la llanura y en suaves lomas hasta perderse en el horizonte.

Llegar a Martos es todo un descubrimiento. Ya desde lejos, su fachada panorámica sorprende al visitante: La Peña, que se muestra monumental y legendaria. El caserío, que se asienta en sus laderas, forma un bello conjunto de casas blancas derramadas en escalones sucesivos buscando el llano, y todo ello envuelto en la riqueza y magnitud del olivar.

Al adentrarnos en su población, ascendiendo por calles de marcada pendiente y fuerte personalidad, con sugerentes rincones y miradores abiertos a la Campiña sale a nuestro encuentro la sencilla arquitectura popular conviviendo, en íntima armonía, con la arquitectura monumental; desarrolladas ambas, a lo largo de los siglos, como consecuencia de un rico proceso histórico y cultural.

La visita parte de la monumental Fuente Nueva, obra construida por el gran arquitecto Francisco del Castillo en el siglo XVI, para continuar por el conjunto de murallas y torreones de la Fortaleza Baja o de la Villa, y la Fortaleza Alta o Castillo de la Peña; la Real Iglesia Parroquial de Santa Marta, donde se encuentra la Capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, así mismo la antigua Cárcel y Cabildo (hoy Ayuntamiento), el antiguo campanario de la Iglesia de Santa María de la Villa, el Monasterio de las RR.MM. Trinitarias; el antiguo Hospital de San Juan de Dios, la portada de la Iglesia Parroquial de San Francisco; la Iglesia Parroquial de San Amador y Santa Ana; el Santuario de Santa María de la Villa; así como un destacado conjunto de Arquitectura Historicista de final del siglo XIX y principios del XX que se puede contemplar desde la majestuosidad de la Torre del Homenaje.

Para más información 953660186 o descargar el díptico.

De 9:00 a 14:00 h